
Patrimonio de la Humanidad de Panamá Viejo
Embárquese en un viaje en el tiempo paseando entre las cautivadoras ruinas de Panamá Viejo, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. El lugar le transportará sin esfuerzo a principios del siglo XVI, cuando fue el primer asentamiento europeo en la costa pacífica de América. Enclavada en el bullicioso corazón de la moderna Ciudad de Panamá, la yuxtaposición de antiguos vestigios con los rascacielos contemporáneos como telón de fondo crea una fascinante mezcla de lo antiguo y lo nuevo.
Para disfrutar de una perspectiva panorámica, suba a la Torre de la Catedral y será recompensado con unas vistas impresionantes que abarcan desde las ruinas históricas hasta el elegante perfil del centro de la ciudad. El contraste es espectacular.
Panamá Viejo se convirtió en un centro neurálgico para el comercio, facilitando el flujo de metales preciosos de Sudamérica a España. Sin embargo, su época dorada tuvo un final dramático en 1671, cuando el famoso corsario galés Henry Morgan saqueó la ciudad, lo que provocó su traslado al actual Casco Viejo.
En la actualidad, las ruinas son un testimonio tangible de la historia colonial de América. Explore el yacimiento arqueológico, recorriendo los restos de la catedral, los conventos y otras estructuras significativas. La Torre de la Catedral, erguida entre las ruinas, emerge como símbolo icónico del legado histórico de Panamá.

Aunque el atractivo de la historia es innegable, la carismática presencia de las iguanas tomando el sol añade un encanto único a la experiencia. Es una de las cosas que más nos gustan de este lugar. Sea testigo de cómo estas fascinantes criaturas, cuyo tamaño varía de pequeño a impresionantemente grande, toman el sol tranquilamente sobre las rocas y los escombros o corren por los impresionantes árboles que bordean el camino desde el centro de visitantes hasta las ruinas de la catedral.
El recorrido por las ruinas puede ser a la vez envolvente y pausado. Un paseo desde el centro de visitantes permite contemplar más de cerca el tapiz histórico, u optar por un cómodo viaje en lanzadera hasta la Torre de la Catedral para una exploración más relajada. Las ruinas también son un punto de encuentro cultural, que atrae a los lugareños ataviados con trajes tradicionales para sesiones fotográficas y ocasionales actuaciones de bailes y canciones locales. En una visita reciente con la familia, asistimos a una de estas actuaciones y fue una hermosa experiencia cultural.
Lo que hace de Panamá Viejo un destino flexible es la libertad de adaptar su visita. Tanto si dispone de una hora como de un día entero, el lugar se adapta a todo. Eche un vistazo rápido a la historia o quédese más tiempo, disfrutando de un picnic o almorzando en la cafetería del lugar. Sea cual sea su elección, una visita a Panamá Viejo es, sin duda, un viaje que merece la pena.